lunes, 19 de octubre de 2009

Hambre, riqueza y distribución



Por el simple hecho de que en este tipo de guerra no hay armas, helicópteros, tanques ni bombas atómicas, no quiere decir que no exista como tal. Se podría afirmar que ésta, en particular, se libró hace miles de años.

Una de las guerras más antiguas de la humanidad tiene como campo de batalla lo que hoy se conoce como el mercado. En él todos los hombres y mujeres del mundo salen en busca de la gran victoria de todos los días, subsistir.

Pero en esta batalla de todos contra todos, hay quienes creen fuertemente que es una “Guerra justa”. Ellos, por lo general los eternos vencedores, son quienes defienden el sistema. Otros quieren destruirlo y otros –los más- sólo lo aceptan y ni siquiera lo cuestionan.

Los que tienen, quieren más, y los que no, no les alcanza. A los del medio, la idea de ser pobres los asusta. El mensaje del sistema es claro: La ley del más apto está echada, y cada individuo debe arreglársela por sí mismo.

Otra regla básica: Para que algunos ganen, otros deben perder. No sólo hay personas ricas y personas pobres. También existe esa diferencia según la posición geográfica. Los países pobres se encuentran en el Sur del mundo, y los ricos en el Norte. En el juego del mercado, el Sur se alimenta de las migajas que deja el Norte.

Un informe reciente de las Naciones Unidas (ONU) reveló que cerca de la mitad de la población del mundo es pobre. Es decir, 3 mil millones de personas son desnutridas y mil millones padecen de hambre.

En esta distribución de la riqueza, los ricos cada vez son más ricos, y los pobres cada vez son más ¿Acaso este sistema capitalista no es más cruel y violento que cualquier guerra?

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